Respiración, Sentimiento y Movimiento

Alexander Lowen

Hay verdades evidentes que no necesitan ninguna demostración. Pero porque son evidentes escapan a nuestra atención. Por ejemplo, nadie negará la importancia de estar vivo. Nosotros queremos estar vivos, y sin embargo olvidamos respirar, tenemos miedo de movernos, y somos renuentes a sentir. Otra verdad evidente es que la personalidad se expresa a través del cuerpo tanto como a través de la mente. Un individuo no puede ser dividido en una mente y un cuerpo. Sin embargo nuestros estudios de la personalidad se han concentrado sobre todo en la mente abandonando relativamente el cuerpo.
El cuerpo de una persona nos dice mucho sobre su personalidad. Su postura, la mirada de sus ojos, la actitud de su mandíbula, el porte de su cabeza, la posición de sus hombros son sólo unos cuantos indicios del carácter a los que nosotros inconscientemente reaccionamos. Hay otras características como la calidad de un apretón de manos, el tono de la voz, y la espontaneidad de gesto que nos impresionan inmediatamente. Ya que éstas expresiones corporales identifican a una persona, también pueden usarse en el diagnóstico de los trastornos de personalidad.
Los principios y práctica del Análisis Bioenergético se basan en el concepto de una identidad funcional entre la mente y cuerpo. Esto significa que un cambio en la personalidad está condicionado a un cambio en las funciones del cuerpo.

Las dos funciones que son más importantes a este respecto son la respiración y el movimiento. En la persona emocionalmente enferma estas dos funciones están perturbadas por tensiones crónicas musculares. Estas tensiones son la contrapartida fisiológica de conflictos psicológicos. A través de estas tensiones, los conflictos se estructuran en el cuerpo como una restricción de la respiración y una limitación de la motilidad. Sólo soltando estas tensiones, y resolviéndose los conflictos, puede haber allí una mejora significativa en la personalidad.